| Oscar Huevo Sánchez. En un torneo en el que escasearán figuras de alto vuelo, Argentina tiene grandes chances de volver al podio. Si no ocurriese, sería por detalles o lesiones de sus jugadores clave. Los jugadores argentinos garantizan una cohesión y espíritu colectivo diferentes a muchos en estos torneos. Tal vez sólo España se aproxime o tenga un paso más en calidad por sus estrellas. El resto está muy lejos a nivel de conjunto y química de juego.
La Selección juega un básquet como pocas veces vemos en torneos internacionales o la misma NBA. Son diferentes en cuanto a concepción del juego. Lo hacen en el piso. No tenemos jugadores atléticos que vuelan y lo hacen sobre el aro… ¿Cómo se suple un equipo con pocos atletas y no tanto músculo y altura? Con cerebro y años de estar en el mismo camino. Salvo Delfino, Nocioni y Cequeira, el resto juega muy bien ofensivas fluidas que dan paz al juego y determinaciones claras como tiros abiertos o el pick and roll en el centro del campo.
Cada uno sabe su rol y casi nunca veremos algún indio tomar resoluciones ilógicas. Cumplen todos porque se quieren y respetan. Con un líder en jerarquía y ejemplo como Scola comienza este conjunto. Todos tienen enorme personalidad y si bien el de Houston es el mejor, hay otros que simbolizan diferentes facetas del juego: Oberto será clave en la defensa interior, Chapu en la adversidad y Prigioni en la conducción.
La ausencia de Ginóbili será notoria en una última bola y en la generación del juego. Pero no será una baja tan dura en lo posicional. Ante tanta ausencia es una suerte tener a un reemplazo como Delfino. Carlitos puede jugar de base, escolta y alero y asumir, como en los amistosos, el rol de primera opción perimetral. Su muñeca lo expresa en cada juego. No se esfuerza en nada y su lanzamiento es fino y natural. Es evidente su progreso y la solución que da al equipo.
Las dudas que podemos tener son la defensa interior o el descontrol de juego cuando no esté Prigioni. Luego las lesiones le caben a cualquiera. Eso sí, jugadores diferentes como Scola, Delfino, Chapu u Oberto deberían tener un equilibrio físico para no pagar el precio.
No sé si, al final, seremos podio o no. Sólo pienso que no muchas veces encontraremos a un grupo tan unido y de tamaño carácter en forma conjunta. Por eso lo más lindo es el presente y hay que disfrutarlo. Ya habrá tiempo para analizar el futuro y para ver cómo disimulamos las pérdidas en el siguiente recambio. | |
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